Entrevista clínica

La entrevista clínica, es la herramienta que a todos los trabajadores de salud en especial al personal de enfermería, nos permite el primer acercamiento al paciente y su entorno, con el objetivo de obtener la información necesaria para ayudarle en el proceso de mejora de su salud.

LA ENTREVISTA CLÍNICA

Es una comunicación con fines terapéuticos para cuidar con calidad, y no debe entenderse como una mera recogida de datos o un registro más. Podemos pensar que entrevistar al paciente es fácil, pero cuando nos toca hacerlo nos damos cuenta de la importancia que toma cada cuestión que planteamos, el cómo lo preguntamos

Debemos saber cómo hacer para que el paciente se sienta cómodo y pueda decir lo que necesitamos saber, o lo que él necesita contar. Desde el primer momento notamos la relación que se establece con el paciente, y cómo estamos favoreciendo, o no, esa relación durante la entrevista.

LA ENTREVISTA CLÍNICA

La entrevista, se basa en la comunicación que se establece entre dos personas o más, con una finalidad preestablecida, diferente por tanto de una conversación usual y natural. Es una herramienta que utilizan los profesionales de enfermería para trabajar, y constituye el pilar de la comunicación, del día a día del personal sanitario en general, y enfermero en particular.

Se considera un proceso complejo, flexible y dinámico, en el que participan varios aspectos en los que reparar. El aspecto técnico e interpersonal, este último debido a la creación de la relación de ayuda entre el profesional enfermero y los pacientes, destinatarios de los cuidados.

Además, la entrevista clínica se conoce como una habilidad de comunicación, y como habilidad que es, requiere ser aprendida para completar los conocimientos y aspectos técnicos.

Pero estos aspectos los trataremos con más detenimiento en el siguiente capítulo, así que continuemos exponiendo los usos que se le da a una entrevista clínica enfermera.

Ofrece el recurso idóneo para la obtención de información fiable y útil, relacionada con el paciente, familia o comunidad, de una forma organizada y estructurada, mediante la cual, se realiza una valoración de su estado de salud, identificando las necesidades, problemas, preocupaciones o respuestas humanas.

De esta manera, pueden planificarse los cuidados, además de conocer a las personas a las que se va a cuidar.

Es uno de los medios que se utiliza en el primer paso del proceso de atención de enfermería, la valoración. Bien conocido, por todos, por sus siglas PAE. La valoración compone la raíz para la identificación de diagnósticos de enfermería, desarrollo de los resultados, ejecución de las intervenciones enfermeras y evaluación de las acciones enfermeras.

La importancia de esta fase del proceso de enfermería ha sido señalada de forma específica en “las Normas sobre Práctica Enfermera de la American Nurse´s Association”

Después de esta breve explicación, podemos concluir que la entrevista clínica es un proceso, y como tal, requiere de unos pasos y técnicas bien distinguidas y definidas.

Aunque, a veces existe la confusión en cuanto a cómo elaborar y efectuar una entrevista, cuáles son las etapas de las que consta, cómo y qué preguntas realizar y cómo debe finalizarse. Los siguientes apartados tratan de dar respuesta a estas incógnitas.

INTRODUCCION

Es el momento en el que se inicia una relación terapéutica entre enfermera/o y paciente y supone la fase más importante, ya que, lo que se diga y se haga en este primer momento marcará la dirección de toda la entrevista. En adelante, nos referiremos como enfermera, incluyendo tanto a enfermeros como a enfermeras.

La actitud de la enfermera hacia el paciente es muy significativa, debiendo de tratar de crear una relación positiva entre ambos. Todo esto, puede lograrse con expresiones no verbales, como una sonrisa, una delicada invitación a tomar asiento o un suave apretón de manos. Asimismo, llamar al paciente por su nombre y transmitirle respeto es importante.

En esta etapa es donde la enfermera explica el propósito de la entrevista, es decir, su naturaleza y la finalidad de esta mediante la especificación de los objetivos. La presentación o definición de la entrevista ayuda a disminuir la ansiedad del paciente y aumentar su motivación para llevar a cabo el tratamiento que se plantee.

La duración de la primera etapa se encuentra alrededor de los diez minutos. El final tiene lugar cuando la enfermera puede hacerse una idea del problema del paciente y cuando el paciente siente que ha expresado todo lo que quiere contar. Debemos darle el tiempo que necesite para comunicarse. Cada paciente tiene su propio ritmo y hay que ajustarse a cada uno.

No podemos hablar del paciente en general, sino de cada paciente en particular, con todo lo que eso supone de flexibilidad por parte del sanitario a la hora de llevar a cabo la entrevista. Habrá pacientes que puedan completarla de una vez.

Otros, en cambio, pueden necesitar más tiempo para establecer la relación de confianza, y por tanto, para contar lo que necesitamos saber para ayudarles.

Además, no es lo mismo un tipo de entrevista, donde se recogen datos más cuantitativos, que otra donde nos interesan aspectos cualitativos. Pensemos, por ejemplo, en una entrevista de una mujer que ha podido sufrir un maltrato por parte de su pareja.

Seguramente, el tiempo necesario para crear el clima que favorezca la relación de confianza y comunicación será diferente al necesario para interesarnos por las veces que camina al día o los cigarrillos que el paciente consume.

Esta idea se genera tras la escucha de toda la información que el paciente trasmite.

Se aconseja finalizar esta etapa con un resumen, tratando así de aclarar dudas o interpretaciones erróneas de la situación particular del paciente. Además, de reflejar los puntos más importantes a tener en cuenta para seguir avanzando hacia la siguiente etapa.

NÚCLEO

En la segunda fase, el núcleo, la enfermera trata de obtener los datos necesarios relacionados con el paciente. Suele iniciarse con la verbalización de la mayor preocupación que le inquieta al paciente y a partir de ahí se van integrando otros campos, como historia clínica, antecedentes familiares y personales.

La recogida de datos puede realizarse mediante el seguimiento de un formato estructurado o no, a elección de la enfermera que realiza la entrevista.

Pero sea cual sea el formato que se utilice, la enfermera debe cerciorarse de haber recogido toda la información necesaria de una forma lógica y sistematizada. Es preciso que la enfermera utilice técnicas de comunicación que permitan, tanto a ésta como al paciente, sentirse cómodos, siendo esta la intención de la entrevista para poder llegar a conectar con el paciente.

FINAL

La última fase de la entrevista es el final. En esta fase, la enfermera va preparando al paciente para finalizar la entrevista, con una ligera indicación:

“Juan, acabaremos dentro de unos minutos”. En esta etapa, la enfermera no debe de incluir información nueva, aunque puede que lo haga el paciente. Esto puede observarse en pacientes que no quieren que finalice la entrevista y pretenden alargarla sacando un nuevo tema.

En el caso que se disponga de tiempo, se puede atender el nuevo tema. Si no, la enfermera puede proponer al paciente realizar una segunda entrevista en otro momento.

Deberán resumirse los puntos más importantes comentados en la entrevista. Esto ofrece la posibilidad de aclarar lo percibido por la enfermera en cuanto a las preocupaciones, los problemas más importantes u otros datos relevantes del paciente.

La entrevista se acaba con el despido formal. La enfermera tratará de finalizar la entrevista con afecto y aprecio hacia el paciente: “Juan, agradezco que haya compartido conmigo esta información acerca de usted. Resultará de gran utilidad para planificar sus cuidados”.

La conclusión de la entrevista es importante para mantener la relación de compromiso y confianza creadas durante la misma y para facilitar futuros contactos.

TIPOS DE ENTREVISTA.

  • ENTREVISTA DIRIGIDA. Son entrevistas estructuradas, proporcionando determinada información. La enfermera es la que dirige la misma mediante un guión prefijado, donde conoce con antelación las preguntas que debe hacer y la información que requiere. Suelen utilizarse preguntas cerradas en las que el paciente responde sin profundizar en explicaciones.

 

  • ENTREVISTA NO DIRIGIDA Son entrevistas no estructuradas, más flexibles. Tanto la enfermera como el paciente poseen mayor libertad para preguntar y responder. Puede iniciarse la entrevista con preguntas cerradas, pero a medida que trascurre la misma, los temas pueden ir surgiendo de una forma más natural y fluida que en la entrevista dirigida.

 

  • ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA. Son entrevistas en las que la enfermera tiene un guión estipulado, en el que se prepara una serie de preguntas con anterioridad, pero hay libertad en el desarrollo de la entrevista. Suele ser la más utilizada.

TIPOS DE PREGUNTAS.

Las preguntas constituyen el medio que proporciona a la enfermera información acerca del paciente, además de permitirla aclarar percepciones de las respuestas de este y confirmar otros datos objetivos o subjetivos. Las preguntas pueden ser cerradas, abiertas, neutras e inductoras.

PREGUNTAS CERRADAS

Son las utilizadas en la entrevista dirigida y normalmente precisan respuestas cortas para obtener datos concretos. Se responden brevemente con una o dos palabras. Impiden que se pueda realizar matices a lo que se dice, por ejemplo:

“¿Se ha tomado hoy la medicación para la tensión arterial?”. El paciente simplemente puede responder “no”, pero puede ser que no se la haya tomado porque se le haya acabado la medicación.

Las preguntas cerradas son útiles cuando quiere corroborarse algún dato e interesa saber únicamente si “si” o “no”.

A continuación, se muestran las ventajas e inconvenientes de las preguntas cerradas

PREGUNTAS CERRADAS

PREGUNTAS ABIERTAS

Son las utilizadas en la entrevista no dirigida. Son las que permiten al paciente responder con una frase y que profundice en sus explicaciones, sentimientos o en la descripción de temas que le preocupan.

Las respuestas requieren más de dos palabras. Por ejemplo: “¿Qué hace usted cuando siente dolor?”.

La pregunta abierta es útil al principio de una entrevista o también para cambiar de tema.

A continuación, se muestran las ventajas e inconvenientes de las preguntas abiertas

PREGUNTAS ABIERTAS

PREGUNTAS NEUTRAS

Son aquellas preguntas en las que el paciente puede responder de una forma libre, sin presión de la enfermera, por ejemplo: “¿Qué piensa sobre la alimentación saludable?

PREGUNTAS INDUCTORAS

Este tipo de preguntas orientan la respuesta del paciente e implican la preferencia de una determinada respuesta. Tal y como se realiza la pregunta puede suponerse su respuesta, por ejemplo: “Está nervioso por la operación de mañana,

¿verdad?”. Este tipo de preguntas no dejan que los pacientes respondan libremente en función de lo que sienten y responden en función de lo que creen que se desea oír.

La enfermera es la que elige que tipo de preguntas emplear en una entrevista, dependiendo de las necesidades del paciente. Lo ideal, es utilizar tanto preguntas abiertas como cerradas de forma intercalada, con el objetivo de obtener un tipo de información completa y exacta, suprimiendo el uso de preguntas inductoras

BASES PARA UNA BUENA COMUNICACIÓN.

Tras la explicación del concepto de comunicación, pasemos ya al objeto de este capítulo: Conocer las habilidades y destrezas que nos capaciten como profesionales, para asentar, mejorar y sostener una relación interpersonal con los pacientes. La cual, sin duda, enriquecerá a ambos.

Quiero dar inicio a este apartado, con un proverbio árabe:

“Quien no es capaz de entender una mirada, tampoco es capaz de comprender una larga explicación”.

Con el fin de garantizar una atención de calidad y optimizar la relación profesional terapéutica con el paciente, se debe de disponer de una serie de medios comunicativos.

Dividiremos en 3 categorías las habilidades y estrategias que debemos tener en cuenta en todo proceso comunicativo que se establezca con el paciente, con el fin de desarrollar nuestro trabajo en las mejores condiciones:

La empatía Consiste en saber comprender y trasmitir los sentimientos del otro, es decir, ponerse en el lugar del otro. Según Hurtado, M.S., 2004:” La empatía requiere la identificación precisa de las respuestas emocionales de los demás”.

Pero para tener empatía, la enfermera necesita mantener una distancia emocional con el sufrimiento del paciente, que le permitan ejercer la relación de ayuda de una manera más eficaz. Para que llegue a ser efectiva, la empatía que siente el profesional debe de percibirla y sentirla el paciente.

Escucha Activa supone mostrar al paciente que estamos asimilando lo que nos dice.

Cuando el paciente está hablando se debe prestar atención a lo que dice intentando comprender lo que está diciendo. Mediante feedback puede comprobarse si realmente se ha entendido el mensaje.

Esta actitud de escucha debe hacer partícipe al paciente que está trasmitiendo un mensaje, puesto que si se siente escuchado será mucho más sencillo que colabore con el profesional sanitario.

Como dice Agüero, C.M. 2005 “Escuchar implica un proceso activo donde actúan todos nuestros sentidos, así como nuestra parte intelectual y afectiva”. Escuchar, no significa atender para responder, sino para comprender.

Asertividad Educación y respeto en la manera de expresarse y de actuar del entrevistador, garantizan que la comunicación sea eficaz.

  • Centrarse en el interlocutor (paciente/familia), adoptar una postura adecuada para la escucha, dirigir nuestro cuerpo hacia el receptor y mantener el contacto ocular sin fijar constantemente la mirada.
  • No interrumpir cuando una persona está hablando, a no ser que se desvíe el tema de conversación. Si es así, se le ayudará a retomar el hilo argumental. Para asegurarse que el paciente ha terminado su discurso, puede dejarse una pausa antes de que la enfermera continúe.
  • Crear un clima adecuado que favorezca la comunicación sin preocupaciones tales como falta de intimidad, distracciones por ruidos o espacios físicos inapropiados, ayudando así a que el paciente se sienta cómodo.
  • Evitar juicios de valor sobre el paciente. No juzgar lo que los pacientes desean revelar.
  • Evitar la sensación de interrogatorio: para ello es conveniente utilizar más preguntar abiertas, que favorecen respuestas más amplias, que cerradas. También facilita la conversación el uso de “extensiones”, que consiste en repetir el mensaje del paciente para que éste siga dando información. Se deja la frase abierta para que el paciente pueda continuar hablando.
  • Evitar cortar bruscamente al paciente.
  • Evitar la crítica y la culpabilidad. Criticar las conductas o actitudes del paciente podría llegar a destruir la relación terapéutica entre la enfermera y el paciente.
  • Atender a los sentimientos y necesidades del paciente, y no solo al contenido del mensaje.
  • Concordancia no verbal y afectiva. Consiste en que la enfermera adopte una actitud no verbal en consonancia con el mensaje del paciente. Si está relatando una situación triste, la expresión de la enfermera deberá ser seria, y al contrario, si relata algo gracioso, se mostrará sonriente.
  • Respetar los silencios del paciente. Momentos en los que el paciente se encuentra pensando, ayudando así a su concentración.

Evitar dar falsas seguridades. Estas, son aquellas respuestas esperanzadoras que se dan al paciente cuando este informa de una preocupación. Por ejemplo, a un paciente que le van a amputar una pierna, la enfermera le respondería: “Tranquilo, que todo va a salir bien”


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Referencias:

  • Jiménez AP. La entrevista clínica: Herramienta para cuidar. Ágora de enfermería 2006; 10(1):900-904.
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