Hemorragias y primeros auxilios

Denominamos hemorragia a cualquier salida de sangre de sus cauces habituales (los vasos sanguíneos).

Existen dos tipos de clasificaciones:

  • Una atendiendo al tipo de vaso que se ha roto siendo ésta arterial, venosa o capilar
  • De acuerdo al destino final de la sangre, o dicho de otra forma: ¿a dónde va a parar la sangre que se pierde? Atendiendo a este último criterio, las hemorragias pueden ser: externas, internas y exteriorizadas.

Hemorragias exteriorizadas

Son aquellas hemorragias que siendo internas salen al exterior a través de un orificio natural del cuerpo: oído, nariz, boca, ano y genitales.

Hemorragia de oído

Las hemorragias que salen por el oído se llaman otorragias. Cuando la pérdida de sangre es abundante y previamente ha existido un traumatismo (golpe) en la cabeza, el origen de la hemorragia suele ser la fractura de la base del cráneo.

En este caso la actuación del socorrista va encaminada a facilitar la salida de sangre de la cavidad craneal, pues de lo contrario, la masa encefálica sería desplazada o comprimida por la invasión sanguínea, pudiendo ocasionar lesiones irreversibles en el cerebro.

Para facilitar la salida de sangre, se debe colocar al accidentado en Posición Lateral de Seguridad (P.L.S.), con el oído sangran te dirigido hacia el suelo y siempre que se dominen las técnicas de movilización de traumáticos, caso contrario es mejor no tocarlo. Control de signos vitales y evacuación urgente hacia un hospital con servicio de Neurología.

Hemorragias de nariz

Las hemorragias que salen por la nariz se denominan epistaxis. El origen de estas hemorragias es diverso, pueden ser producidas por un golpe, por un desgaste de la mucosa nasal o como consecuencia de una patología en la que la hemorragia sería un signo, como por ejemplo en el caso de la hipertensión arterial (HTA).

Es cierto que muchas personas consideran la epistaxis como un suceso normal, explicación que el socorrista no debe aceptar, pues el ser humano no está constituido para sangrar de forma habitual y «normal».

Para detener la hemorragia, se debe efectuar una presión directa sobre la ventana nasal sangrante y contra el tabique nasal, presión que se mantendrá durante 5 minutos (de reloj).

La cabeza debe inclinarse hacia adelante, para evitar la posible inspiración de coágulos (ver la técnica en la figura 2). Pasados los 5 minutos, se aliviará la presión, con ello comprobaremos si la hemorragia ha cesado.

En caso contrario se introducirá una gasa moja da en agua oxigenada por la fosa nasal sangrante (taponamiento anterior). Si la hemorragia no se detiene se debe acudir a un Centro de salud lo antes posible

Hemorragias de la boca

Cuando la hemorragia se presenta en forma de vómito, puede tener su origen en el pulmón (hemoptisis) o en el estómago (hematemesis). Es importante distinguir su origen para así proceder a su correcto tratamiento, para ello hay que tener en cuenta el siguiente cuadro:

HEMOPTISIS HEMATEMESIS
VÓMITO PRECEDIDO DE TOS. VÓMITO PRECEDIDO DE NÁUSEAS
SANGRE LIMPIA, CON OLOR A ÓXIDO SANGRE CON RESTOS DE ALIMENTO Y
MALOLIENTE
PUEDE TENER ASPECTO ESPUMOSO PUEDE ACOMPAÑARSE DE INCONSCIENCIA.
Actuación de enfermería:
  1. Control de signos vitales
  2. Dieta absoluta
  3. Evacuar en posición de Semifowler.
Actuación de enfermería:
  1. Control de signos vitales.
  2. Dieta absoluta.
  3. Evacuar en posición de postura lateral de seguridad (P.L.S)

Hemorragias del ano

Atendiendo al aspecto en que se presentan las heces, podemos determinar el origen de estas hemorragias. Son de origen digestivo cuando las heces son de color negro (melenas) y de origen rectal cuando las heces se presentan con sangre normal (rectorragia). Tanto en un caso como en el otro se procederá a recomendar la consulta médica por personal especialista.

Hemorragias externas

Son aquellas en las que la sangre sale al exterior a través de una herida. Las hemorragias más importantes se producirán en las extremidades, ya que son las partes del cuerpo más expuestas a traumatismos de tipo laboral y es por donde pasan las arterias de forma más superficial.

Los métodos que a continuación se explican, sirven para coartar cualquier tipo de hemorragia (arterial o venosa), aplicando cierta lógica según el método, la forma y el lugar en donde se produce. Así, por ejemplo, el torniquete sólo se aplicará en caso de hemorragias en extremidades.

A fin de controlar y detener la emergencia (hemorragia), utilizaremos siempre tres métodos, de forma escalonada, utilizando el siguiente en caso de que el anterior no tenga éxito. Estos métodos son la compresión directa, la compresión arterial y el torniquete.

algoritmo de actuación ante las hemorragias

Compresión directa

Consiste en efectuar una presión en el punto de sangra do. Para ello utilizaremos un apósito (gasas, pañuelo…) lo más limpio posible. Efectuar la presión durante un tiempo mínimo de 10 minutos (de reloj), además de elevar la extremidad afectada a una altura superior a la del corazón del accidentado. Transcurrido ese tiempo, se aliviará la presión, pero NUNCA se quitará el apósito. En caso de éxito se procederá a vendar la herida y se trasladará al Hospital.

hemorragias Compresión directa
hemorragias Compresión directa

NOTA: Este método no se puede utilizar en el caso de que la hemorragia la produzca una fractura abierta de un hueso o existan cuerpos enclavados.

Compresión arterial

Cuando falla la compresión directa, se debe utilizar este segundo método. Es de mayor aplicación en hemorragias de extremidades, pues en el resto de zonas no es muy eficaz. Consiste en encontrar la arteria principal del brazo (A. humeral) o de la pierna (A. femoral) y detener la circulación sanguínea en esa arteria y sus ramificaciones. Con ello  conseguimos una reducción muy importante (no eliminación) del aporte sanguíneo.

La arteria humeral tiene su trayecto por debajo del músculo bíceps del brazo, por lo que el socorrista comprimirá esta zona con las yemas de los dedos.

La arteria femoral se comprime a nivel de la ingle o de la cara interna del muslo, para ello utilizaremos el talón de la mano o bien el puño en caso de comprimir en el muslo. La compresión debe mantenerse hasta la llegada de la ambulancia o el ingreso en urgencias hospitalarias

hemorragias Compresión arterial

Torniquete

Este método se utilizará SÓLO en caso de que los de más no sean eficaces y la hemorragia persista o bien cuando exista más de un accidentado en situación de emergencia y el socorrista esté solo.

El torniquete produce una detención de TODA la circulación sanguínea en la extremidad, por lo que conlleva la falta de oxigenación de los tejidos y la muerte tisular, formándose toxinas por necrosis y trombos por acumulación plaquetaria. Condiciones de aplicación

  • En la raíz del miembro afectado.
  • Utilizar una banda ancha (no cinturones, ni cuerdas).
  • Anotar la hora de colocación.
  • Ejercer presión controlada. La necesaria para detener la hemorragia.
  • NUNCA lo aflojará el socorrista.

Hemorragias Torniquete

 Hemorragias internas

Son aquellas que no fluyen al exterior, quedando en el interior y acumulándose debajo de la piel o en alguna cavidad. Este tipo de hemorragias pueden causar shock, problemas cardíacos o pulmonares.

Shock

Definiremos al shock como el conjunto de signos y síntomas consecuentes a la falta o disminución del aporte sanguíneo a los tejidos, debido a la pérdida de volumen sanguíneo o al aumento de la capacidad de los vasos. Esto implica la falta de oxigenación de los tejidos, por lo que si no se actúa con rapidez puede derivar en la muerte del accidentado.

Shock hipovolémico

Es el producido por la pérdida de volumen sanguíneo (pérdida de líquido) y se origina a causa de hemorragias, quemaduras (lesiones por calor) o por deshidratación (vómitos y diarreas).

Shock normovolémico

Producido por una detención de la circulación sanguínea (shock cardiogénico) o bien por un aumento de la capacidad de los vasos sanguíneos, lo que origina una pérdida o disminución de la presión necesaria para que la sangre llegue a oxigenar a los tejidos. Puede ser de varios tipos: shock séptico, producido por infección (ej. heridas); Shock anafiláctico, producido por alergias (ej. intoxicaciones, picaduras…); Shock neurogénico, producido por el dolor (traumatismos en general).

Esto implica que cualquier lesión, si no se trata convenientemente, puede derivar en un estado de shock por parte del accidentado.

Shock caracterizado por los siguientes signos y síntomas:

  • Alteración de la conciencia (no pérdida).
  • Estado ansioso, nervioso.
  • Pulso rápido y débil, a excepción del shock medular.
  • Respiración rápida y superficial.
  • Palidez de mucosas.
  • Sudoración fría y pegajosa, generalmente en manos, pies, cara y pecho

Actuación

La actuación debe ir encaminada a tratar en primer lugar la causa que ha producido el shock, evidentemente siempre que ello sea posible, pues hay causas que no podrá tratar el socorrista, como por ejemplo las hemorragias internas.

No obstante, siempre debe actuar de la siguiente forma:

  • Control de signos vitales (Soporte Vital Básico).
  • Tratar las lesiones (si es posible).
  • Aflojar todo aquello que comprima al accidentado, a fin de facilitar la circulación sanguínea.
  • Tranquilizar al herido.
  • Evitar la pérdida de calor corporal. Taparlo.
  • Colocar al accidentado estirado con la cabeza más baja que los pies (posición de trendelenburg) y siempre que sus lesiones lo permitan.

Síguenos en facebook como Yo Amo Enfermería para mantenerte informado

Fuentes:

  • Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales NTP Primeros Auxilios.
  • http://www.fisterra.com/
  • Guardavidas y primeros auxilios de socorristas.
  • Medicinasalud.org

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.

 

Hemorragias y primeros auxilios